¿HINCHAS? O SIMPATIZANTES…



Los estadios en Argentina siempre se ven llenos y el Pascual siempre vacío, quiero dar a entender pretendiendo tocar de alguna manera, la fibra a los fanáticos, pero ni así se ha logrado reblandecer ese duro y apático corazón de los llamados hinchas escarlatas.

Me pregunta Valdomiro que siempre va borracho al estadio, pero va: ¿Qué hacemos mompa, será que hay que hay que presentarles en el entretiempo un streeptease de Madonna? Y yo le respondo: Nada mi hermano porque dirán que tiene celulitis y tampoco vendrán.

¿Increíble verdad? Que un equipo que tantas alegrías le ha deparado a sus seguidores, se encuentre tan abandonado en su momento más difícil de la historia, asistencias de cuatro o cinco mil espectadores que apenas dan para lavar los uniformes cuando América hoy precisa de un promedio de asistencia de 25.000 espectadores por partido para sobrevivir decorosamente.

Las hinchadas se contabilizan en los estadios y de locales básicamente, no en los grilles, balnearios, bares o galerías donde uno escucha a menudo el grito: VIVA AMERICA HIJUE… grito que retumba delicioso, pero desde las tribunas. Ya estuvo bueno de 20.000 americanos en El Campín, cinco mil en Armenia, ocho mil en Pereira, no sé cuantos buses en Ibagué. La plata se necesita en Cali, no llenen las arcas de los rivales que por acá se rompió la alcancía hace mucho rato.

Hay una enorme diferencia entre hincha y simpatizante, tanto como el amor y el querer; el hincha no sabe de calor, lluvia precios de boletería, escasez de dinero, ni falta de transporte, es hincha y su acompañamiento está por encima de cualquier vicisitud, esa es la verdadera membresía o militancia como dirían mis amigos de la izquierda, los demás son simpatizantes que gritan América porque algún día lo escucharon de labios de algún hincha y les agradó o les gusta el color rojo y basta, pero no saben si Ramos es zurdo o derecho, si Berbia es croata o uruguayo o si Umaña tiene afro o se quedó calvo.

El burgomaestre de la ciudad, tendió de muy buena fe una mano que el Comité Ejecutivo tomó y que no es nada distinto a buscar una solución en vías de democratizar el equipo, es decir para que por primera vez en estos 81 años de vida la institución pertenezca a sus fieles. Que nadie se llame a engaños creyendo que la alcaldía les va a mantener el equipo de por vida como aconteció por espacio de más de 20 años con quien ustedes conocen y que no volverá jamás por estos lares.

Transcurridos ocho meses, el alcalde destetará al bebé y sus padres tendrán que tomarlo de la mano para enseñarle a caminar y los padres son ustedes sus hinchas. Ojalá para ese entonces opere alguna metamorfosis que sensibilice a los indolentes que se acostumbraron a que les montaran el gran equipo y encima les regalaran las boletas de occidental segundo piso para ir a ostentar con camisas rojas y damas protuberantes al Pascual Guerrero.

Los amigos se conocen en el hospital y en la cárcel y América se encuentra en cuidados intensivos…por lo menos así lo veo yo...Por: Marino Millán

Tomado de: Revista del América, septiembre de 2008

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